Breve introducción al proyecto
septiembre 29, 2021Este
proyecto surge con el objeto de comprender la realidad política centroamericana
yendo más allá de la misma política, describiendo la vida de nuestros pueblos
desde una visión multidisciplinaria y que abarque los grandes dogmas o
preceptos que determinan la actividad política hoy en día. Al hablar de
metapolítica lo que queremos es descubrir, quitarle lo oculto, a todo aquello
que condiciona o determina la política, entendiéndose esta como la organización
de un pueblo en la polis y abarcando con ello a la política como acción.
De tal modo, nos ocupamos también de descubrir a ese pueblo, de preguntarnos
como niños por el “¿qué es…?” de todo aquello que se nos presenta en la
realidad; es decir, nos adherimos a la fenomenología.
Como
saber teórico, el objetivo de la metapolítica es estudiar el hoy, pero eso es
imposible hacerlo sin analizar el ayer, por eso el estudio revisionista de la
historia será una base en nuestra iniciativa. Asumimos el papel de
historiadores, fenomenólogos, filósofos, artistas y descriptores en general de
la realidad pasada y actual de nuestros pueblos. Pero concebimos a la metapolítica también como
un saber práctico, y por ello su objeto no se limita a la simple descripción teórica;
al momento de asumir este proyecto tomamos como pilar teórico, pero con más
proyección práctica, el disenso. No nos embarcamos en la línea de lo
políticamente correcto, ni tampoco en favor de las tres grandes ideologías que
han marcado el devenir histórico de estos pueblos. Es de la disidencia con las
teorías políticas de donde nacerá la nuestra. Y en ese mismo sentido,
disentimos de las categorías que hoy por hoy se imponen como dogma y determinan
el accionar político.
En
el aspecto histórico, combatimos las variadas formas de las tres teorías
políticas que se han querido impulsar en nuestros pueblos, en mayor o menor
medida, liberalismo, conservadurismo/nacionalismo y marxismo. Pero es que como
cada ideología dependerá siempre del contexto en el que se aplique, así hemos
tenido liberalismo bananero, conservadurismo bananero y marxismo bananero; así
han sido en nuestros países. Pero bien, esa triple crítica va dirigida en el aspecto
histórico. Hoy por hoy se ha impuesto una sola teoría, en Centroamérica y en el
mundo, que muta y se adapta dependiendo de sus contextos, pero que preserva en
su interior los fundamentos últimos de su existencia. Esa ideología es el
liberalismo, o como afirma el filósofo ruso Alexander Dugin, el
“posliberalismo”, pues una vez que se impuso por encima de las otras dos
ideologías ha sufrido una metamorfosis y cambiado su forma de aplicación, pero
manteniendo sus principios filosóficos.
El
liberalismo fue el que dio paso a nuestros estados nacionales centroamericanos;
somos creación liberal. Y en ese mismo sentido, ha sido el liberalismo el que
ha estado presente, no como sujeto sino como objeto existencial, en los 200
años de historia de nuestros pueblos. No ha sido una ideología que nació a
partir de nuestros países; al revés, nuestros países han surgido a partir del
liberalismo, es por eso que nuestra existencia nacional es liberal; lo liberal
forma parte intrínseca de estas republicas bicentenarias, pero no así del
pueblo. El pueblo indohispano es preexistente a los estados nacionales
liberales. Las otras ideologías, a saber, conservadurismo/nacionalismo y socialismo/marxismo
y sus variantes nacionales sí han sido sujeto en la existencia nuestra,
y como tales han influido en la vida nacional pero no lo suficiente para
destruir al liberalismo, ni tan siquiera para admitir su prevalencia. Por eso
mismo han fallado y seguirán fallando. Para destruir el liberalismo, será
necesario acabar con los estados nacionales.
Nuestra
época ya mutó. Hoy no podemos hablar de izquierdas o derechas. Si hemos de
establecer diferencias políticas de tipo espectral deben hacerse valorando si
se está a favor de lo hegemónico actual (democracia liberal, posmodernismo,
globalismo, economía liberal, etc.) o sí se está en contra; si somos parte del
consenso o si planteamos un disenso. Y nosotros acá nos ubicamos de forma
tácita como disidentes. No estamos ni a un lado ni a otro; estamos arriba.
Y
ya que hablamos del hoy, es necesario hablarlo en sentido humano, como miembros
de la especie y existentes en el mundo actual. En 1933, Spengler habló proféticamente
de los años decisivos, para Alemania y para Europa. Puede que esa época de
decisiones claves sea el Hoy, pero para todo el mundo, pues nos encontramos
justo en la parte mas oscura de la humanidad enfrentándonos a la nada misma,
que nos engulle y nos devora en su abismal indiferencia. Y es justo en la noche
mas oscura en que debemos armarnos contra esa oscuridad, recordando nuestra
existencia, y haciendo valer nuestra amargura contra aquello que busca
destruirnos.
Los fundadores de este proyecto somos hondureños (si es que eso significa algo) pero no pensamos como hondureños, ni siquiera nos sentimos o identificamos como tales, sino como centroamericanos. La hondureñidad es un simple pasaporte respaldado por dos siglos de vergüenza y fracasos. Los estados-nación artificiales surgidos luego de 1821 no representan al pueblo centroamericano, pues son la negación del mismo en tanto que niegan su origen e identidad. El liberalismo que dio paso a estos estados ha bastardizado a este pueblo y lo ha privado de toda elevación colectiva. Honduras y demás ralea son la antipatria. Nosotros pensamos como centroamericanos y aspiramos al des-cubrimiento del ser centroamericano; queremos combatir el velo de la mentira liberal que cubre a nuestro pueblo y lo aliena a una idea existencial absurda y superficial. Y en tanto que buscamos des-cubrir ese Ser, buscamos ese ethos que nos garantice la formación de una polis genuinamente centroamericana.
En resumen, queremos disentir, revisar y des-cubrir.
Esto
y más, es nuestro proyecto. Para hacer algo grande, hay que pensar en grande.
San Pedro Sula, Centroamérica.
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