Froylan Turcios, hombre de letras y de acción

julio 07, 2025

 



Hoy se cumplen 150 años del nacimiento de Froylan Turcios, este admirable personaje nació en la ciudad de Juticalpa en 1875 en un hogar acomodado, hijo de un rico hacendado criollo del departamento de Olancho, esta región fue la más rica de Honduras a lo largo del siglo XIX debido a su variedad de recursos naturales y extensión territorial. En este departamento se criaba el ganado vacuno de mejor calidad en Centroamérica, por lo que se exportaba principalmente a Cuba y Puerto Rico, que en ese entonces todavía pertenecían a lo que quedaba del Imperio español, por lo que los negocios de su familia se vieron muy afectados por la guerra hispano-estadounidense de 1898, pero gracias a su holgada situación económica y a las relaciones de su padre, Froylan Turcios desde su infancia pudo tener acceso a libros traídos de Europa y de esa manera creció su afición por las letras convirtiéndose en gran admirador de escritores de la talla de Gabriele D'Annunzio, además su casa siempre fue visitada por políticos e intelectuales de aquella época, de ahí surgió su interés por la política de su país y la región centroamericana.

 Con el paso del tiempo Turcios llega a ser un reconocido escritor modernista y un respetado periodista, primeramente, a nivel nacional y luego en toda Hispanoamérica, entre sus obras más destacadas se encuentran: Hojas de otoño (1904), El fantasma blanco (1910), El vampiro (1911), Prosas nuevas (1914), Cuentos del amor y de la muerte (1930) y Flores de almendro (1932). Y entre su obra periodística y de difusión cultural dirige las siguientes revistas y periódicos: El pensamiento (1894-1896), la Revista Nueva (1900-1903), Esfinge (1905-1915), El Heraldo (1909-1910) y El Nuevo Tiempo (1912-1916).

Froylan Turcios siempre fue poseedor de una aguda inteligencia y curiosidad, que lo llevó a sentirse inquieto ante los eventos que sucedían en esta desgraciada tierra, no se dedicaba simplemente a querer presumir ante sus semejantes el conocimiento que había adquirido, como era típico en los autodenominados «intelectuales» de su época, fue abstemio y se mantuvo alejado de la vida bohemia, de los vicios y a diferencia de otros escritores románticos y modernistas, no se dejó llevar por las bajas pasiones, manteniéndose acorde al ideal de hombre de sus escritos: "...Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi personalidad, para merecer el honor de figurar entre sus hijos mejores"[1].

Turcios realmente quería darle un uso práctico a su amplio conocimiento y su talento innato por las letras, es así que se puede afirmar que Turcios fue el primer periodista y escritor en Centroamérica que identificó en el «yanqui» a un auténtico enemigo y peligro para esta región, ya para 1899 publica un artículo en contra del imperialismo norteamericano en el diario El Cronista, propiedad de su entrañable amigo, el también poeta modernista, Juan Ramón Molina:

 Si en alguna cosa, ya que no pensamos en nada, debíamos pensar nosotros es en la poderosa política exterior que han comenzado a desarrollar los Estados Unidos a raíz de la guerra cómico-trágica con España. El Tío Sam tiene a Hawai, tiene a Cuba, tiene a Puerto Rico, tiene a Filipinas, tendrá el canal de Nicaragua y todo lo que quiera en Centroamérica, si sus habitantes, que casi no merecen la tierra en que viven, según pensaba el taciturno Napoleón III, no ponen pronto remedio a esa sorda invasión norteamericana que notamos en todas partes, en las industrias, en la agricultura, en el comercio, en la minería, en el periodismo.[2]

 Al igual que como le pasó a otros hombres de letras centroamericanos, a Froylan Turcios el ambiente en el que vivía se le quedó corto, pues está región era y sigue siendo estéril en cuanto a vida cultural se refiere, por lo que por medio de correspondencia y viajes diplomáticos conoció a otros escritores e intelectuales del continente y se imbuyó de sus ideas, entre los intelectuales con los que entabló relaciones se encontraban Ruben Darío, Gabriela Mistral, Rafael Arevalo Martinez, Isidro Fabela, José Vasconcelos, Manuel Ugarte, entre otros.

Gracias al intercambio cultural que Turcios mantuvo con dichos intelectuales, sus ideas se fueron impregnando más fuertemente de un carácter centroamericanista, pero también hispanoamericanista, abandonando progresivamente las ideas liberales y el rancio nacionalismo burgués que predominaba en las élites de Honduras. Uno de los hechos que potenciaron la posición antiestadounidense de Turcios, propia del unionismo centroamericano, fue el fracaso de la Constitución Unionista de 1921 y el reconocimiento de la aplicación de la Doctrina Monroe en territorio de Guatemala, Nicaragua y Honduras[3]

Es así que funda la Revista Hispanoamérica en 1922 y un folletín propagandístico llamado Boletín de la Defensa Nacional, publicado por primera vez en 1924, el cual se emitía los lunes, miércoles y viernes con un tiraje de cinco mil ejemplares que era distribuido gratuitamente por jóvenes voluntarios en Tegucigalpa y Comayagüela. El objetivo de estas publicaciones era protestar por la invasión de marines estadounidenses que ocuparon el territorio nacional en medio de la Guerra Civil de 1924, la cual culminó con el bombardeo aéreo de Tegucigalpa por parte de estas tropas extranjeras. El primer número del Boletín de la Defensa Nacional contenía un editorial escrito por Froylan Turcios titulado “Por la autonomía de Centroamérica”, en el que se pueden apreciar frases tan lapidarias como las siguientes:

 Ningún centroamericano en que vibre la más insignificante emoción de patriotismo podrá reconocer jamás el menor derecho al Gobierno de los Estados Unidos para inmiscuirse en nuestros asuntos internos (...) Que no se nos diga, cínicamente, que acuden en nuestro auxilio por piadosa humanidad, pues lo cierto es que tal ayuda es interesada, nacida de un instinto pirata (...) Somos nosotros, y solamente nosotros, los que debemos buscar el remedio a nuestros males de ambiente y de raza y no los extraños y los entrometidos.[4]

 En la Revista Hispanoamerica, la cual tenía un carácter más formal e intelectual, Froylan Turcios contó con la colaboración de personajes de la talla del escritor, periodista y diplomático argentino, Manuel Ugarte, que poseía una línea de pensamiento similar a la suya, siendo ambos intensamente antiimperialistas y reconociendo en Estados Unidos al principal enemigo del pueblo hispanoamericano, rechazando la visión panamericana del Departamento de Estado de Estados Unidos pues decían que era una estratagema para crear una sensación de unidad ficticia entre el resto de los países del continente mientras Estados Unidos mantenía su hegemonía sobre la región[5].

 Ugarte era un férreo hispanoamericanista que abogaba por la unión de Hispanoamerica en un bloque de pueblos alejados de la injerencia norteamericana, en una de sus colaboraciones en la revista de Froylan Turcios opinaba lo siguiente en lo referente a la desunión de los países centroamericanos desde los primeros años de la independencia del Imperio español a causa de las disputas entre las facciones de la elites criollas y sus intereses:

 “...desquiciaron las finanzas, se llevaron las mejores vidas, impidieron la explotación de las riquezas naturales y dividieron a la América Central en pequeños Estados, creando dentro de cada Estado bandos políticos irreconciliables”.[6]

 También señala como causa de la balcanizacion de Centroamérica a la injerencia de las potencias anglosajonas, primera el Imperio inglés y más tarde Estados Unidos:

 “...los intereses de las grandes compañías financieras extrañas al país y en la política de los grupos imperialistas, concertados unos y otros para prolongar el desconcierto y la confusión”.[7]

 Otro intelectual que influyó en Froylan Turcios fue el escritor y político uruguayo José Enrique Rodó, creador del Arielismo, una nueva corriente ideológica surgida a finales del siglo XIX, esta corriente ya había desarrollado sus primeros matices en la obra literaria del poeta nicaragüense Rubén Darío, también amigo de Turcios, pero se terminó de compactar en el ensayo Ariel del mencionado Rodó, esta obra fue dedicada a la juventud de Hispanoamérica donde por medio de una exquisita prosa utilizando a los personajes de La Tempestad de William Shakespeare el autor intenta advertir a los lectores del perjuicio que ha causado el adoptar el utilitarismo y el materialismo del estilo de vida estadounidense en nuestra Hispanoamérica.

 Ariel, un espíritu del aire, representa todas las virtudes del legado cultural grecolatino que el Imperio español dejó en Hispanoamérica, la búsqueda de belleza por medio de las artes, el trabajo duro y honrado, el sentimiento de comunidad por encima del individualismo y la caridad y espiritualidad católica en contraposición de Calibán (anagrama de caníbal), que representa todos los vicios de la sociedad estadounidense, el excesivo amor por el dinero y los bienes materiales, la futilidad del tiempo, el vivir por y para consumir, la sensualidad y vulgaridad de las artes modernas y  el hiperindividualismo.

 La búsqueda y adquisición de estos ideales representados por Ariel y el alejamiento de los vicios de la sociedad estadounidense llevarán a Hispanoamérica a un futuro glorioso. Para Rodó esto se conseguiría mediante una juventud educada e idealista que persiga la belleza y el orden, esto llevaría a los más capaces a gobernar; el gobierno de los mejores en contraposición de la democracia liberal donde prima la cantidad sobre la calidad.

 La influencia de Rodó en Turcios fue muy grande, tanto que en su Boletín de la Defensa Nacional muchos de sus editoriales, como en este titulado "La voz de Ariel", ya contenían la concepción Rodoniana del arquetipo norteamericano y su estilo de vida:

"La vida norteamericana describe efectivamente ese círculo vicioso que Pascal señalaba en la anhelante persecución de bienestar, cuando él no tiene su fin en sí mismo (...)  es inaudible que aquella civilización conduce en su conjunto una singular impresión de insuficiencia y vacío (…) Huérfano de tradiciones muy hondas que le orienten, ese pueblo no ha sabido sustituir la idealidad inspiradora del pasado con una alta y desinteresada concepción del porvenir. Vive para la realidad inmediata del presente, y por ello subordina toda su actividad al egoísmo del bienestar personal…"

 Es así que para 1925 Froylan Turcios decide llamar Ariel a la nueva revista que publicaría, esta revista consta de dos etapas bien marcadas, la primera de 1925 a 1928, que será la etapa analizada en este artículo, la segunda etapa inicia en 1937, año en que Turcios regresa de Francia, donde sirvió como diplomático, luego se establece en San José, Costa Rica y desde ahí publica la Revista Ariel.

 Fue durante la primera época (1925-1928), que a su vez puede ser analizada en dos momentos (1925-1927 y 1927-1928), en la que el poeta hondureño sintetizó la impronta modernista de Esfinge y la intencionalidad política de Hispano-América y la denuncia de Boletín de la Defensa Nacional en una tarea que rebasaba el radio de Tegucigalpa y Centroamérica para extenderlo a nivel continental. La selección de autores latinoamericanos para reforzar la línea modernista, antiimperialista y unionista, incluirá nuevamente nombres como José Santos Chocano, Antonio Caso, José Ingenieros, Manuel Ugarte, Porfirio Barba Jacob, Max Grillo, Gabriela Mistral, Ramón del Valle Inclán, Daniel Cosío Villegas, Isidro Fabela, entre otros. Además añadirá a algunos políticos como el unionista Salvador Mendieta y los hispanistas José Vasconcelos, Rufino Blanco Fombona, el comunista Hernán Laborde y el joven Víctor Raúl Haya de la Torre[8].

 Pero la obra de Turcios llego al punto más alto de heroísmo cuando entre los años de 1927 a 1928 volcó todas sus energías en apoyar la causa de Sandino por la liberación de Nicaragua ante la invasión yanqui de ese hermano país, pues su Revista Ariel se volvió vocera del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, por lo que Sandino lo nombra como su representante a nivel continental, es así como la lucha de Sandino llegó a oídos de intelectuales de todo Hispanoamérica y también de España y Francia.

Gracias a las dilatadas redes de amistades con otros intelectuales que Turcios fue configurando a lo largo de su vida, la lucha en Nicaragua fue seguida de cerca en otras Revistas muy famosas de esa época como Amauta de José Carlos Mariátegui creando un bloque hispanoamericano de intelectuales para la defensa de la invasión del imperialismo norteamericano.

Froylan Turcios y Sandino, dos héroes indohispanos

Todo hondureño, todo centroamericano y todo hispanoamericano debe de sentir admiración por Froylan Turcios, porque no fue el típico intelectual que abunda en nuestra región, no solo se dedicó a las letras, pues de las ideas pasó a la acción y dedicó todos sus esfuerzos para ver una Hispanoamérica unida, su astucia lo llevó rapidamente a comprender que todos los pueblos hispanoamericanos somos hermanos, que somos parte de la raza indohispana y que la verdadera lucha tiene que ser dirigida contra el materialismo liberal anglosajón, que ha envenenado el espíritu indohispano en los últimos siglos. Nuestra batalla, es la batalla de Ariel contra Calibán.

 

Bibliografía

[1] «La Oración del hondureño» Páginas del Ayer, (Paris, Francia, 1932).

[2] El Cronista (Tegucigalpa), 20-IV-1899, p. 2

[3] Galicia Martínez, A. (2019). Froylán Turcios y Revista Ariel. Meridional. Revista Chilena De Estudios Latinoamericanos, (13), 91–112. Pag.99 https://doi.org/10.5354/0719-4862.2019.54418

[4] Froylán Tucios, Boletín de la Defensa Nacional, Tegucigalpa, Guaymuras, 1980.

[5] Ugarte, M. (2010a). La patria grande. Capital Intelectual. (Obra original publicada en 1922)

(Ugarte, 1922/2010a, p. 42)

[6] Manuel Ugarte, “La unión centroamericana”, Hispano-américa, núm. 18 (1923), p. 273.

[7] Manuel Ugarte, “La unión centroamericana”, Hispano-américa, núm. 18 (1923), p. 274.

[8] Galicia Martínez, A. (2019). Froylán Turcios y Revista Ariel. Meridional. Revista Chilena De Estudios Latinoamericanos, (13), 91–112. Pag. 104 https://doi.org/10.5354/0719-4862.2019.54418

 


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