Es tiempo de dejar de ser una neocolonia

enero 18, 2023

 

Con la caída de la Unión Soviética el mundo bipolar dio paso al mundo unipolar con Estados Unidos como única potencia mundial y el liberalismo como ideología política y económica hegemónica. Pero en los últimos años este mundo unipolar también está empezando a tambalearse; potencias hasta hace poco denominadas emergentes, como China y Rusia, han rivalizado y hasta superado al país norteamericano, revelando la debilidad real del poderío estadounidense, que año con año pareciera que se dirige a su colapso final.

Con el pasar del tiempo China ha establecido relaciones con países en todos los continentes, acaparando mercados que antes tenían a Estados Unidos como único proveedor y receptor de bienes, recursos y mercancías, y la región hispanoamericana no es la excepción, acercándose varios países tanto de Sudamérica como de Centroamérica al gigante asiático.

China, como cualquier potencia, siempre estará velando por sus propios intereses cuando establece relaciones con países más pequeños, pero lo importante de este acercamiento es que los países periféricos están haciendo uso de la libre determinación de los pueblos que tanto pregonan los liberales, la ONU y que incluso está recogida en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.

Pero para Estados Unidos la verdadera libertad, la libre determinación de los pueblos y el libre mercado sólo existen cuando ellos están a la cabeza, cuando los países más pequeños están de lado suyo y sometiéndose sumisamente a sus dictámenes. La prueba de esto es la problemática actual que el gobierno de Estados Unidos está creando, interviniendo para que Honduras no establezca relaciones comerciales con China, amenazando con sancionar al Estado hondureño si estas relaciones se llegan a concretar. Varios miembros de la Cámara de Representantes  de Estados Unidos como Michael Waltz, Cory Mills, Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar creen que es justificable sancionar al gobierno de Honduras «porque esta decisión afectará a los intereses de Estados Unidos». Y es que, aunque lo nieguen y lo oculten los yanquis todavía se sienten amos y señores del resto del continente y no les importaría pasar por encima de cualquier país si «sus intereses» están en riesgo, la Doctrina Monroe sigue vigente.

Otro escenario que aterroriza a Estados Unidos es que Honduras abandone el CAFTA-DR (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana) porque eso puede ser el detonante para que los demás países miembros de este tratado también lo abandonen. Es bien sabido que estos tratados de libre comercio son asimétricos, siempre Estados Unidos es el que da las órdenes y el que más se beneficia, hasta la misma CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) lo ha criticado expresándose así: «Este tratado no brinda soluciones efectivas para los problemas centroamericanos, siendo únicamente una herramienta económica, de control por parte de EE.UU., las empresas centroamericanas no tienen oportunidades de competir con las estadounidenses, así como tampoco los productos centroamericanos, los cuales no pueden competir con los precios y la calidad de EE.UU., lo que lleva a la bancarrota a agricultores y pequeños productores, esto deriva en un crecimiento exponencial del desempleo». Ese crecimiento exponencial de desempleo sabemos que acarrea más pobreza e inseguridad a la región manteniéndose en un ciclo interminable de miseria y desesperanza.

Los yanquis, a diferencia de los hondureños, si entienden y están enterados de la importancia geopolítica y estratégica que el territorio nacional posee, pues al estar ubicado no sólo en el centro del istmo centroamericano, sino en el centro de todo el continente su territorio es clave para mantener vigilados al resto de países de la región hispanoamericana y a los de la cuenca del Caribe.

De nada habrá servido quejarse de las ZEDES o Ciudades Modelo si el país no da este paso, nunca hemos gozado de ningún tipo de soberanía, ni soberanía económica, pues Estados Unidos dicta las leyes del mercado, con quien sí comerciar y con quien no, controla las mayores industrias, ha condenado al país en convertirse en un mero exportador de materias primas a bajo costo, las crisis que ocurren en ese país nos terminan afectando pues empresas con capital norteamericano empiezan a realizar despidos masivos e injustificados y lo más importante, Estados Unidos nos impone su sistema económico; no tenemos soberanía territorial pues Estados Unidos mantiene ocho bases militares en territorio nacional, entre ellas Palmerola una de las bases militares estadounidenses más grandes del continente, han entrenado tropas de mercenarios como los Contras y han utilizado el territorio nacional como portaaviones para atacar a los países vecinos. Tampoco poseemos soberanía cultural, pues Estados Unidos mantiene una hegemonía cultural en la sociedad hondureña, el hondureño promedio ve los valores yanquis, si es que a esos se les pueden llamar valores, como el culmen de la civilización, creando un individualismo y un exceso de amor por lo material, de esta manera se ha disociado a nuestra sociedad socavando profundamente las tradiciones y el ethos de nuestro pueblo.

Este es el momento para que Honduras reafirme su libre determinación y soberanía, si es que alguna vez la haya tenido, el país no pierde nada al romper relaciones con Taiwán y acercarse a China, si no se toman riesgos y si no se empiezan a tomar decisiones que disminuyan la influencia hegemónica que Estados Unidos y otros países en menor grado, mantienen en los asuntos internos del país, nunca saldremos de este abismo en el que hemos estado hundidos desde hace ya más de 200 años.

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