No te avergüences de lo que eres
octubre 12, 2025
Monumento al Encuentro de Dos Culturas, Plaza de Armas de la ciudad de Lamas, Perú.
La mentalidad de buena parte de los hispanoamericanos es muy compleja en cuanto se refiere a esta fecha, por un lado, en varios países de la región se ha cambiado la denominación de este este día, bautizándolo como «El día de la Resistencia Indígena» por el antiguo «Día de la Raza» o «Día de la Hispanidad». Es aquí donde entra una gran paradoja, y es que el hispanoamericano se lamenta tanto por el indígena de hace más de 500 años, pero ignora totalmente a los indígenas actuales, es más, se avergüenza de ellos, de sus costumbres, de tener antepasados indígenas o de tener rasgos indígenas y ni loco se casaría con un indígena.
También se lamenta mucho de la época colonial, de los abusos que se dieron en ella, del oro que se llevaron, de las tierras que invadieron, pero no protesta ni nunca ha protestado por los abusos que recibe diariamente por parte de los gobiernos que ha tenido, incluso se ha convertido en muchas ocasiones en cómplice de ellos, tampoco se queja o ni siquiera se entera de los abusos que ha recibido por parte de potencias extranjeras que ven a su país como un patio trasero y a su población como simple mano de obra barata y desechable, no siente tampoco la necesidad de investigar que varias multinacionales extranjeras se llevan de su país, por toneladas y a precios irrisorios, minerales como el oro, la plata, diamantes, otras piedras preciosas y otros recursos naturales, dejando solo pobreza, vicios, contaminación, deforestación y a los trabajadores y a las personas que viven cerca de las minas con varias enfermedades respiratorias, dermatológicas, degenerativas y provocando abortos espontáneos en las embarazadas y malformaciones congénitas en los recién nacidos.
Pero el hispanoamericano no tiene la culpa de pensar así, pues tanto los medios de comunicación, el contenido que consume en redes sociales, así como también las élites criollas que han [mal]dirigido a estos pueblos desde sus independencias han amoldado su mentalidad a su conveniencia, haciéndoles tener un odio y un rechazo de todo lo heredado de la época colonial, mientras le han inculcado una especie de amor, admiración y sumisión por lo extranjero, principalmente lo de origen anglosajón.
Aunque nuestra gente reniegue de su pasado español no puede huir de él, pues los ecos y atavismos de la época virreinal están en todos lados, están en nuestros genes, en nuestra cultura, en nuestra historia y hasta en nuestra manera de ver y concebir el mundo.
Cuando viajas al interior del país y aprecias esos poblados (ahora comercializados y patrocinados como pueblitos mágicos) con sus antañonas casas de adobe con techos de tejas, con sus patios y jardines interiores llenos de flores y árboles exuberantes y sus amplios corredores, ahí tienes al legado hispano que hizo simbiosis con lo indigena, cuando ves una bonita iglesia católica de estilo barroco-americano construida hace más de 300 años que resiste el paso del tiempo mejor que las construcciones modernas y te detienes a tomarte una foto en ella, aunque seas protestante o no seas religioso, porque te parece admirable su arquitectura y te sientes conmovido por la sensación de paz que transmite ese lugar, ahí tienes el legado hispano, cuando comes un platillo tan sencillo que combina un producto hecho de maíz como puede ser un tamal o un taco que se combina con carne de cerdo o de res, ahí tienes lo indígena que se fusionó con lo hispano.
Cuando contemplas la belleza única de las mujeres de esta parte del mundo o hasta cuando te ves en el espejo y aprecias tu faz trigueña con barba y tus ojos almendrados, ahí presencias los genes que nos heredaron nuestros antepasados indígenas y españoles. Por eso es imposible escapar de lo que somos, debemos estar orgullosos de ser hijos de uno de los mayores hitos de la historia de la humanidad, somos hijos de la unión de dos mundos, somos la simbiosis de lo indígena y de lo hispano, no hay que avergonzarnos de lo que somos, eso solo crea conflictos en nuestra mente y en nuestro espíritu, aceptar lo que nos hace únicos nos elevará y puede que sea el primer paso para sacar de este abismo a las patrias indohispanas.
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